Día 4: Desayuno en Suiza, Comida en Italia y Cena en Austria
El viajar me ha enseñado demasiadas cosas, no se imaginan cuantas, y también me ha permitido vivir experiencias inimaginables. Durante este viaje por los Alpes me sucedió algo que no había vivido anteriormente, que puede sonar como una tontería, pero ¿Qué tan común es poder estar en 3 países en el mismo día? Aún cuando no es la primera vez que lo hago, y he estado hasta en 5 países en un mismo día, es la primera vez que me tomo el tiempo de disfrutar aunque sea un poquito de cada uno.
Lo que me pareció peculiar es que por haberlo hecho manejando, disfruté por unas horas cada uno de ellos. Y lo más importante de todo (para mí) es que pude deleitar a mi paladar con la gastronomía de cada uno de ellos. Desayuné en Suiza, comí en Italia, y cené en Austria.
Secuencia
Estás leyendo la Crónica de Viaje del recorrido en carro que haré por Luxemburgo, Alemania, Suiza, Italia, Austria y Países Bajos. Aquí te dejo la secuencia que iré publicando día a día:
- La Ruta que seguiremos por Carreteras Escénicas
- ¡Llegó el día! – Introducción
- Vuelo Clase Ejecutiva United Airlines en 10 fotos
- Día 1 – Luxemburgo
- Crónica de Viaje: Baden Baden, Alemania
- Día 2: Ruta 500 por la Selva Negra, Alemania – Zúrich, Suiza
- Día 3: Paso por los Alpes Suizos
- Día 4: Desayuno en Suiza, Comida en Italia, Cena en Austria
Desayuno en Suiza
Como parte de nuestro recorrido por los Alpes Suizos, nos tocó pasar la noche en el bonito pueblo de St. Moritz. Apenas amanecía y ya se dejaban ver las majestuosas montañas que rodean a esta población. Un lugar que aún cuando es muy bonito durante el verano, estoy seguro que ha de ser encantador cuando se encuentra todo nevado.
Antes de seguir nuestro camino, desayunamos en el hotel que era muy bueno. Entramos al lugar donde estaba servido el desayuno, y el lugar era ¡espectacular! Definitivamente no era el típico restaurante, ni mucho menos un desayunador cualquiera. Más bien me recordaba a un salón súper lujoso del siglo XX, en donde un candelabro en medio del salón acompañado de todos los detalles muy bien cuidados, hacían que fuese un desayuno de mucha categoría. Aunado a todo lo bueno del lugar, a través de los grandes ventanales se dejaban ver los Alpes, haciendo ese momento simplemente extraordinario.
Quedé invitado para regresar a St. Moritz, y espero tener la oportunidad de hacerlo pero esta vez a esquiar, aunque sé que en invierno todo es aún más caro, así que será cuestión de meditarlo.
Passo del Bernina
Al salir de St. Moritz, el clima no era el ideal, ya que nos llovía un poco. Aproximadamente una hora más tarde estábamos a punto de llegar a la frontera con Italia, pero antes teníamos que hacer una parada obligatoria en el Paso del Bernina, el último pase que haríamos en Suiza y que marca la llegada a Italia.
Este es un puerto de montaña muy famoso, y de aquí toma su nombre el famoso tren Bernina que con su característico color rojo, recorre los Alpes Suizos. Paramos por unos minutos en este punto emblemático, el frío era el más intenso que sentimos durante todo el viaje, y por el viento que corría como en todo pase de montaña, se sentía aún más frío.
El descenso del Paso del Bernina, básicamente ya es la salida de Suiza. Cuando menos lo esperas en una de las curvas bajando la montaña se deja ver la Garita con letras en grande ITALIA.
Stelvio Pass
Cualquiera se sorprendería así como yo, al percatarte lo diferente que se vuelve todo al cruzar la frontera. Tan sólo unos metros de separación hacen una gran diferencia en cuestión de infraestructura, limpieza e increíblemente hasta los paisajes.
Seguimos nuestro camino, manejamos un par de horas admirando unos bellísimos paisajes, el camino es muy angosto y sinuoso, así que cualquier persona no acostumbrada a las curvas, iría muy mareada. Sin embargo, por poderle dar ese placer a tus pupilas, cada minuto vale la pena
Por fin llegamos al famoso Stelvio Pass, el punto más alto de los Alpes Orientales, y el segundo más alto de todos los Alpes. ¡Aquí las vistas eran aún más impresionantes! Podíamos ver los dos lados de la montaña, dejándonos ver a su vez un glaciar simplemente espectacular.
Comida en Italia
Aprovechando que estábamos en Italia, decidimos tomar los segundos alimentos del día en este país que ofrece una excelente gastronomía. Qué mejor que comer en el restaurante más alto del Stelvio Pass llamado ¨Tibet¨.
Fue una muy buena decisión, porque aparte de comer una deliciosa pasta con un muy buen vino italiano, al mismo tiempo disfrutamos de una vista increíblemente bella del Pase del Stelvio.
Stelvio Park
La ruta del Stelvio Pass es particularmente bella porque al descenderlo, no es una bajada cualquiera. Pocos kilómetros después que empiezas a bajar, entras al conocido Parque del Stelvio, una Reserva Natural Protegida en Italia que tiene una extensión territorial muy grande. Así que parte del encanto de este camino escénico es precisamente cruzar el Stelvio Park.
Aproximadamente 1 hora después, ya el paisaje era diferente. Seguía siendo muy bonito, pero ya habíamos salido del parque, por lo tanto ahora podíamos ver una combinación de planicies, montañas y muchos lagos. Toda esa combinación indicaba que estábamos a pocos kilómetros de llegar a Austria.
Llegando a Austria
Tenía 6 años que no estaba en este bello país. En el año 2005 tuve la oportunidad de vivir por 1 año en las tierras de los Habsburgo y Francisco José, por lo tanto, este país tiene un lugar especial en mi corazón.
Nuestra parada en esta ocasión sería en Innsbruck, una ciudad hermosa en medio de los Alpes Austriacos. Innsbruck tiene mucha historia y una arquitectura muy bonita, aunado a eso hace varios años fue sede de las olimpiadas de invierno. En general, es una de las principales ciudades de Austria.
Entraba la tarde cuando llegamos, así que decidimos caminar por el centro histórico de la ciudad, simplemente disfrutando del hecho de estar ahí. El clima era ideal, así que nos sentamos justo frente al famoso Tejado Dorado (Goldenes Dachl) a refrescarnos con una muy buena cerveza austriaca.
Cena en Austria
Llego la hora de la cena, esta merienda sería la tercer del día y cada una en un país diferente. Por supuesto que como estábamos en Austria teníamos que cenar algo local. Así que nuestra elección fue una terraza muy popular con comida tradicional.
El menú: Puerco ahumado acompañado del tradicional Sauerkraut (repollo), salchichas artesanales de la región, y una entrada de carnes frías. ¡No pudimos haber hecho mejor elección!
Con esta cena se terminaba uno de los días más peculiares que he tenido viajando. Disfrutar la gastronomía de 3 diferentes países en un mismo día es muy fácil, pero hacerlo físicamente no pasa muy a menudo. ¡Prost!
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