Mis Peores Experiencias de Viaje

Cuando salimos de viaje siempre planeamos para lo mejor, para disfrutar nuestro viaje al máximo y optimizar nuestro tiempo, para que cada minuto lo hagamos contar.

Muy rara vez o más bien, casi nunca, planeamos para cuestiones inesperadas que pondrán nuestro viaje en peligro. Siempre pensamos, ¨…esto no nos va a pasar¨ o ¨no creo que tenga tan mala suerte¨. Sin embargo, cuando viajas no es cuestión de mala suerte, simplemente son cosas que pasan y ya. Hay que saber tomarlas de la mejor manera y seguir adelante.

Antes de contarles 2 de las peores experiencias de viaje que he vivido, les diré las medidas que tomo para prevenir o disminuir el posible daño de las situaciones inesperadas en mis viajes:

• Siempre tener un Plan B: Como menciono en este artículo, al planear nuestras actividades, debemos tener en cuenta otras actividades que podamos hacer en caso que llueva, o que el clima no permita llevar a cabo nuestro plan principal.
• Comprar un seguro de viaje: hay muchas cosas que pueden pasarte durante el viaje, un accidente, enfermedad o robo de pertenencias. Si no cuentas con seguro, una cuenta del hospital en Estados Unidos, puede costarte mucho más que el costo total de tu viaje. Yo contrato mis seguros con Travel Guard. 
• Comprar con la tarjeta de crédito correcta: La mayoría de las tarjetas de crédito de viaje, ofrecen protección de viajes, aunque no debemos confiarnos al 100% de esta protección, siempre es una buena alternativa para viajes cortos.

Tormenta de Nieve en Chicago

Hace un par de años estuve unos días de vacaciones en Chicago con mi mamá. Habíamos tenido un clima muy bueno durante nuestra estancia, fue ya en el camino al aeropuerto que nos empezó a llover ligeramente.

Al llegar al aeropuerto faltaban 3 horas para nuestro vuelo de regreso a México. Estábamos en la sala de abordar, cuando de repente empezó a nevar. En Chicago esto no es novedad, tienen todo el equipo para cada año sobrevivir la temporada invernal.

Resultó ser una de las nevadas más duras de ese año, causando la cancelación de una decena de vuelos, entre esos el nuestro. ¿Qué hacemos? me preguntaba mi mamá. Mientras veía como la gente se amontonaba en los mostradores de la aerolínea, yo sabía que no iban a lograr que ese avión volara ese día, tal como lo cuento en el artículo ¿Qué hacer cuando te cancelan tu vuelo?

Buscando alternativas, realmente no había muchas. Sólo nos podían confirmar un lugar en un vuelo 3 días después. Habiendo estado ya el tiempo suficiente en Chicago, a mí realmente no me llamaba la atención, además de que es una ciudad cara, el mal tiempo no nos permitiría hacer nada. Y cuando hay cancelaciones por mal tiempo, la aerolínea no tiene responsabilidad de ofrecer compensación ni hospedaje.

¿Qué hicimos?

Decidimos que nos iríamos ese mismo día a Indianápolis, donde tengo familia. Traté de rentar un carro, pero estaban agotados. La única alternativa era tomar un Megabus, el único problema es que salía en 1 hora del centro de Chicago.

Así que sin pensarlo dos veces, agarramos nuestras pertenencias y en medio de la tormenta de nieve nos fuimos al centro de la ciudad. En el trayecto aproveché a reservar nuestros asientos en el autobús.

Al final del día, hicimos el recorrido de 3 horas en autobús, y muy comodamente llegamos a Indianapolis a seguir disfrutando de nuestras vacaciones.

Así que lo que pudo haber sido una situación completamente frustrante al estar atrapado en un aeropuerto en medio de una tormenta de nieve, logramos resolverlo de una manera súper positiva permitiéndonos pasar unos días muy agradables en Indianapolis.

Se nos Perdieron las Maletas

Una de los mayores miedos de cualquier viajero es llegar a tu destino y quedarte esperando en la banda de entrega de equipaje y que tus maletas nunca aparezcan. ¡Es la peor sensación del mundo!

Esto es algo que si viajas, tarde o temprano te va a suceder, y les digo de una vez: todas las aerolíneas pierden maletas, todas. Con frecuencia escucho gente decir: “Nunca vuelvo a viajar con X aerolínea porque me perdió mis maletas” Pero eso te puede pasar con todas.

Esperaba a toda mi familia en Roma para nuestras vacaciones anuales. Después de múltiples retrasos debido a la cancelación del vuelo inicial, y conexiones hechas de última hora, No llegaron las maletas de mi mamá y mi hermano.

Es muy común que cuando cambias de aerolíneas en medio del viaje se retrasen las maletas. Llegas a tu destino, abres un reporte y, en el mejor de los casos, en unos días te llevan tus maletas al hotel.

El problema que teníamos es que en 2 días nos embarcábamos en un crucero, y de no llegar las maletas, ¡nos iríamos al barco sin cosas! ¿Se imaginan a mi mamá a punto del infarto sin sus cosas? El barco está lleno de glamour y todos van preparados acorde. Mi hermano no se preocupaba porque podía usar mis cosas.

Levantamos el reporte como era el procedimiento, dimos los datos del hotel donde supuestamente al día siguiente llegarían las maletas. Pasó 1 día y las maletas no llegaron. Hablé para checar con la aerolínea y no sabían absolutamente nada de las maletas. Mi mamá me dijo algo muy sabio : “Las maletas ya se perdieron y yo no me voy a arruinar mis vacaciones por eso, si aparecen que bien sino disfrutaré al máximo de todos modos” Y así fue.

Al día siguiente abordamos el majestuoso Navigator of the Seas, y si, sin maletas. Antes de zarpar volví a checar con la aerolínea y aún no había rastro alguno aún. Lo único que hicieron fue agregar al caso el itinerario del barco para saber a dónde mandar las maletas cuando las encontraran.

Nuestra primer parada fue Messina, Italia, aunque mi mamá ya había asimilado que no aparecerían, yo hablé para checar pero no había nada de información al respecto. Seguimos turisteando en el Monte Edna, como pueden ver mi mamá traía una playera mía. Más tarde regresamos al barco, otro día más y sin rastros de las maletas.

Al día siguiente llegamos a Atenas, Grecia. Nos dedicamos a disfrutar al máximo nuestro día en esta ciudad mítica. Después de un día súper cansado y caluroso, regresamos al barco para disfrutar del sol en las albercas. Llegamos al camarote, y ¡TODAS las maletas ya estaban ahí! Les juro que mi mamá no cabía de la emoción y la felicidad.

En Conclusión

Honestamente con el tiempo que me paso viajando, mis “peores” experiencias de viaje no son nada trágicas comparadas con todas aquellas situaciones de terror que a menudo escuchamos.

Sin embargo, es importante que siempre tomemos nuestras precauciones cuando salgamos de viaje. Sobretodo, siempre viajar asegurados. Ya sea que compremos un seguro de viaje para esa ocasión especial, o que usemos la tarjeta de crédito correcta para comprar nuestros boletos.

¿Cuál ha sido tu peor experiencia de viaje?